sábado, 29 de diciembre de 2012

Marianela - Benito Pérez Galdós


Cuando imaginas una historia de amor acuden a tu mente imágenes de protagonistas hermosas como la de la izquierda, sin embargo, en este relato la que es la principal tiene un aspecto un poco menos impactante (ver fotografía de la derecha). Bueno, creo que me he sobrepasado quizá. Para quienes me conocen, creerán que el Amor no es un tema que me atraiga particularmente, sin embargo, con esta novela me he vuelto un interesado en este tipo de historias.
Si buscas un relato de este tipo, encontrarás pocos tan bellos como el contenida en Marianela. Este fue un libro que desde mucho atrás, estando estudiando la secundaria, se me quedó prendado gracias a un maestro que hizo una pequeña reseña de él. Años después decidí conseguirlo y en realidad, me arrepiento de no haberlo tenido antes.

Es la historia de Pablo Peñáguilas un chico galante, inteligente y rico cuyo único defecto era ser ciego y su amada lazarillo Marianela, no agraciada físicamente, pobre, pero con un corazón de diamante. La Nela (como también es llamada) se enamora de su señorito y ésta es correspondida por él, sin embargo teme que algún día al recuperar la vista la desprecie por su fealdad.
 
El único contra de este clásico es el de ser breve, porque uno lo lee rapidísimo. Galdós se posiciona como uno de los que mejor pintan el panorama con sus descripciones, te imaginas toda la trama con peculiar facilidad. Para muestra un botón, la descripción de Marianela:

 "Teodoro se inclinó para mirarle el rostro. Este era delgado, muy pecoso, todo salpicado de menudas manchitas parduzcas. Tenía pequeña la frente, picudilla y no falta de gracia la nariz, negros y vividores los ojos; pero comúnmente brillaba en ellos una luz de tristeza. Su cabello dorado-oscuro había perdido el hermoso color nativo por la incuria y su continua exposición al aire, al sol y al polvo. Sus labios apenas se veían de puro chicos, y siempre estaban sonriendo; pero aquella sonrisa era semejante a la imperceptible de algunos muertos cuando han dejado de vivir pensando en el cielo. La boca de la Nela, estéticamente hablando, era desabrida, fea; pero quizás podía merecer elogios, aplicándole el verso de Polo de Medina: «es tan linda su boca que no pide"

No obstante, advierto un final: NO APTO PARA CARDÍACOS. Tuve que detener mi lectura para tranquilizarme (¿alguna vez te ha pasado?, apuesto a que sí), porque era demasiado impactante. Hay pedazos crueles, donde te darán ganas de consolar a la pobre Nela, y otros donde sentirás que el amor lo puede todo, y de verdad que sí TODO, hasta lo que menos imaginas.



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